La práctica de la meditación (del maestro zen Dogen)

lunes, 30 de julio de 2007

La verdad es perfecta y completa en sí misma. No es algo recientemente descubierto; siempre ha existido. La verdad no está lejos; siempre está presente. No es algo que se alcance, puesto que ninguno de tus pasos se aparta de ella.
No sigas las ideas de otros, más bien aprende a escuchar tu voz interior. Tu cuerpo y tu mente se tornarán lúcidos y descubrirás la unidad de todas las cosas.
El más imperceptible movimiento de tu pensamiento dual te impedirá la entrada al palacio de la meditación y la sabiduría.
Buda meditó durante seis años; Bodhidarma durante nueve. La práctica de la meditación no es un método para alcanzar la realización; es la iluminación en sí misma.
Tu búsqueda en los libros, palabra sobre palabra, puede conducirte a las profundidades del conocimiento, pero no es el modo de recibir la reflexión de tu verdadero yo.
Cuando hayas desechado ideas como cuerpo y mente, la verdad original aparecerá completa. Zen es simplemente la expresión de la verdad; por eso, el anhelo y el esfuerzo no son verdaderas actitudes zen.
Para actualizar los beneficios de la meditación debes practicar con intención pura y firme determinación. Tu cuarto de meditación debe estar limpio y en silencio. No habites en los pensamientos de bueno y malo; simplemente relájate y olvida que estás meditando. No desees la realización, puesto que ese pensamiento te mantendrá confundido.
Vístete con ropa holgada y siéntate en un cojín de la forma más cómoda posible. Mantén tu cuerpo erguido y no dejes que oscile en ninguna dirección. Mantén la cabeza erguida con respecto a los hombros. Mantén la lengua contra el paladar y cierra los labios. Mantén los ojos ligeramente abiertos y respira a través de la nariz.
Antes de comenzar la meditación respira varias veces lenta y profundamente. Mantén tu cuerpo erguido, y deja que tu respiración se normalice. Tu mente se verá llena de pensamientos; ignóralos, déjalos ir. Si persisten, sé consciente de ellos con la consciencia que no piensa. En otras palabras, piensa en no pensar.
La meditación zen no es cultura física, ni es un método para tener algo material. Es en sí mismo paz y beneficio. Es la actualización de la verdad y la sabiduría.
En la meditación tú mismo eres el espejo que refleja la solución a tus problemas. La mente humana tiene una libertad absoluta dentro de su propia naturaleza. Puedes alcanzar tu libertad intuitivamente. No trabajes por la libertad, sino más bien deja que la misma práctica sea la liberación.
Cuando desees descansar, mueve tu cuerpo lentamente e incorpórate en silencio. Practica esta meditación por la mañana, por la tarde o en cualquier momento del día que tengas libre.
Pronto descubrirás como tus cargas mentales van cayendo una por una y que estás ganando un poder intuitivo hasta entonces inadvertido.
Miles de estudiantes han practicado la meditación y han obtenido sus frutos. No dudes de sus posibilidades por la sencillez del método. Si no puedes encontrar la verdad exactamente en el lugar donde estás ahora, ¿dónde crees que podrás encontrarla?
La vida es corta y nadie sabe lo que nos deparará el siguiente instante. Abre tu mente mientras puedas y ganarás los tesoros de la sabiduría que podrás compartir abundantemente con otros, proporcionándoles felicidad.

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