Cosas No importantes

miércoles, 30 de abril de 2008

Mi amiga Graciela me invita a jugar a este juego, y como no puedo defraudarla, ahí va.

Lo primero las reglas:

1 - Poner el enlace de la persona que somos elegidos.
2 - Poner las reglas en el blog.
3 - Compartir seis cosas no importantes y que nos guste a nosotros.
4 - Elegir seis personas al final.
5 - Avisar a estas personas y dejar un comentario en sus blogs.

Y mis seis cosas no importantes son:
... jo, qué difícil, para mí todas son importantes... ¡Ah, ya!

1. Limpiar la casa una vez por semana. Es casi la única actividad activa que desarrollo, así que no quiero dejar de hacerlo.
2. Ver a mis sobrinos al menos una vez por semana. No se puede perder el contacto con la familia.
3. Echarme un rato a leer en mi sillón relax después del almuerzo. Y de paso a dar una cabezada.
4. Ir al teatro al menos una vez al mes, o cada dos meses.
5. Continuar de vez en cuando con el libro que estoy escribiendo. Este blog me lo tiene muy atrasado, pero no quiero dejarlo. Algún día lo acabaré.
6. Tomar la merienda. Es la comida que más me gusta; ese olor a café recién hecho y esas galletas o pastas esperando a ser mojadas en él.... ¡Hummmm! Sólo de pensarlo...

En fin, a bote pronto esto es lo que se me ocurre. Ya le he explicado a Graciela que las dos últimas reglas me las voy a saltar, pero invito a todo el que quiera a jugar con nosotros. Es gratis y no hace daño.

Que tengan un buen día.

Basta de palabras

lunes, 28 de abril de 2008

Ya basta de palabras.
Basta de ruido.
Rompamos las cadenas
que nos atan al nido.

Resurge de entre los muertos.
Levanta la cabeza
y baja del pedestal.
Grítale al oído
e irrumpe en esta tierra
de mediocridad.

Derriba las murallas.
Borra las fronteras.
Salta las atalayas
y tapona las troneras.

Deja la transparencia.
Impón tu identidad
con valentía.
Abandona la invisibilidad,
no seas lucero del alba
a mediodía.

Lucha contra la esclavitud.
Evita que te manipulen
los que con tanta pulcritud
nos hacen creer que nos unen.

No creas lo que oyes.
Desconfía de aquello
que ves.
Piensa que muchos estudian
para que esté todo
del revés.

Ríete de los malos.
Ríete de ti mismo.
Ríete de todos.
Riega el mundo de optimismo.

La verdad no existe.
La realidad no es más
que una falacia.
El mundo eres tú
y se forjó allá
en tu infancia.

Alfabeto Emocional

lunes, 21 de abril de 2008

El Dr. Juan Hitzig estudió las características de algunos longevos saludables y concluyó que más allá de las características biológicas, el denominador común de todos ellos radicaba en sus conductas y actitudes.

“Cada pensamiento genera una emoción y cada emoción moviliza un circuito hormonal que tendrá impacto en las 5 trillones de células que forman un organismo –explica–.

Las conductas “S”: serenidad, silencio, sabiduría, sabor, sexo, sueño, sonrisa, promueven secreción de Serotonina,

…mientras que las conductas “R”: resentimiento, rabia, rencor, reproche, resistencias, represión, facilitan la secreción de coRtisol, una hormona coRRosiva para las células, que acelera el envejecimiento.

Las conductas “S” generan actitudes “A”: ánimo, amor, aprecio, amistad, acercamiento. Las conductas “R”, por el contrario, generan actitudes “D”: depresión, desánimo, desesperación, desolación.

Con solo aprender este alfabeto emocional, lograremos vivir más tiempo y mejor, porque la “mala sangre” (mucho cortisol y poca serotonina) deterioran la salud, posibilitan la enfermedad y aceleran el envejecimiento. El buen humor, en cambio, es clave para la longevidad saludable.”

¡Que tengas una excelente vida! ¡¡¡Plena de serotonina!!!

La sabiduría en la toma de decisiones

lunes, 14 de abril de 2008

La felicidad es el fin primordial de todas nuestras decisiones; como dijo Aristóteles: “La felicidad es ciertamente una cosa definitiva, perfecta, y que se basta a sí misma, puesto que es el fin de todos los actos posibles del hombre.”
La vida de cada individuo está formada por el conjunto de decisiones que ha ido tomando a lo largo de ella; nos pasamos la vida tomando decisiones; ¿voy al videoclub a alquilar una película para verla esta noche?, y si voy ¿cuál me traigo? O, ¿sería conveniente abrir ahora un plan de pensiones para el futuro?, ¿o sería preferible comprar un terreno con el dinero ahorrado como inversión? Todas nuestras decisiones afectan a nuestro futuro, algunas a corto plazo, como la del videoclub, y otras más a largo plazo, como la del plan de pensiones o el terreno; todas ellas buscan lo mismo: mayor bienestar en un futuro, ya sea próximo o lejano.
Pero, al mismo tiempo, todas comportan un riesgo. Si alquilo una película, puede que esta noche me salga un plan mejor y desperdicie el dinero que me ha costado, o puede que alquile una que no me guste nada y me aburra. De la misma manera, si me abro un plan de pensiones, es posible que en un futuro el banco entre en bancarrota u ocurra una crisis económica general que me haga perder todo el dinero invertido, o también puede que dentro de poco necesite el dinero para algún imprevisto y no pueda disponer de él como yo quisiera. En fin, seguro que a todos se nos ocurren montones de cosas que pueden salir mal por cada decisión que tomamos. Pero sin embargo, hay que tomarlas, tenemos que arriesgarnos, aunque muchas de ellas puedan llevarnos a la ruina, no sólo económica, sino también personal, conduciéndonos a la desgracia o a llevar una vida triste y aburrida.
Es así, todos conocemos muchísimos ejemplos de personas que no son felices por culpa de haber tomado una decisión desacertada en un momento dado de sus vidas; casarse con la persona equivocada, estudiar una carrera para la que no se vale, trabajar en algo que no gusta, tener hijos sin estar preparados, invertir gran cantidad de dinero sin informarse previamente del riesgo, hipotecarse demasiado innecesariamente, etcétera.
Así es la vida, dirán muchos, quien no arriesga no gana. Efectivamente, así es la vida; pero qué quiere que les diga, yo prefiero jugar sobre seguro; mi felicidad es algo demasiado importante como para jugármela a los dados cada dos por tres. Hay muchas decisiones de las que nadie se puede librar, ya hemos dicho que éstas son las que forman el conjunto de nuestras vidas, por tanto, son inevitables. Pero, ¿por qué arriesgarse tanto? Cierto que nadie sabe lo que pasará en un futuro, ni próximo ni lejano, pero también es verdad que muchos acontecimientos sí que son previsibles. Si la evolución nos ha dado una herramienta tan poderosa como la sabiduría para tomar esas decisiones con el menor riesgo posible, ¿por qué no utilizarla?
La mayoría de la veces, sólo basta pensar un poco antes de tomar una decisión para darse cuenta de los riesgos que conlleva y de todas las probabilidades que hay de que algo salga mal. Pero precisamente ese es uno de los mayores problemas que existen hoy: no se piensa. Antes de pensar en consecuencias y probabilidades, lo que solemos hacer casi todos es mirar a nuestro alrededor, ver lo que hacen los demás, ya que, tendemos a pensar que lo que hacen los demás es lo correcto sin tener en cuenta que cada persona es diferente y tiene unas circunstancias distintas que puede que no tengan nada que ver con las nuestras.
También nos suelen preocupar mucho las apariencias; si actuamos de forma diferente a como lo hace el resto, ¿qué pensarán de nosotros? Este es otro de los errores más graves que se suelen cometer a la hora de tomar decisiones. También sobre este tema nos puso sobre aviso el filósofo Ortega y Gasset cuando escribió: “Es la época de las «corrientes» y del «dejarse arrastrar». Casi nadie presenta resistencia a los superficiales torbellinos que se forman en arte o en ideas, o en política, o en los usos sociales.”
Yo soy de la opinión (bastante discutible, por cierto) de que hoy en día la mayoría se equivoca; algo bastante preocupante ya que es la mayoría la que domina sobre todas las cuestiones importantes de la vida: política, modas, costumbres, tradiciones, etcétera. ¿Por qué pienso así? Básicamente por la gran cantidad de tendencias negativas (ya comentadas en otro capítulo) que están apareciendo en los últimos tiempos. De ahí que yo sea partidario de alejarme siempre de las grandes multitudes y de la muchedumbre; en mi opinión, éstas se mueven siempre llevadas por la manipulación a que estamos siendo sometidos continuamente a través de los medios de comunicación por partidos políticos, empresas multinacionales y empresas de mercadotecnia que son las que conducen a la población a favor de sus intereses particulares.
Me gustaría hacerles ver la importancia que tiene el tomar nuestras propias decisiones, o sea, no permitir que los demás anden siempre decidiendo por uno, que suele ser algo muy habitual y la causa de que, muchas veces, terminemos haciendo algo que no nos gusta o para lo que no estamos preparados. El escritor Joseph Campbell escribió en una ocasión: “Hace falta valor para hacer aquello que deseamos, puesto que los demás tienen siempre un sinfín de planes para nosotros... Ser libre implica escoger tu camino, y cada paso que damos puede cambiar todo nuestro destino, lo cual a veces nos da miedo.
Está bien dejarse aconsejar, escuchar a los demás, sopesar los pros y los contras pero, a la hora de la verdad, nadie te puede conocer mejor que tú mismo, y por ello, nadie puede saber mejor que tú lo que te gusta o no te gusta, o lo que es lo mismo, lo que te hace feliz o no. Nunca dejéis que los demás gobiernen vuestro destino sin contar con vosotros.
Además, ya sea para bien o para mal, por cada día que pasa, el abanico de posibilidades nuevas que se abren ante nuestros ojos es mayor. Antiguamente no había mucho donde elegir; el hijo del labrador sabía casi con toda seguridad que acabaría trabajando sus mismas tierras, lo mismo ocurría con el hijo del zapatero o del tendero. Al no haber donde elegir, tampoco existía la necesidad de decidir. Hoy todo eso a cambiado; tenemos mucho donde elegir y, por consiguiente, también mucho donde equivocarnos. Además, por cada decisión que tomamos, se nos abren otra infinidad de puertas nuevas, con lo que continuamente tenemos que andar eligiendo, aumentando aún más las posibilidades de error. Ortega y Gasset escribió también en su libro La rebelión de las masas:
Nuestra vida como repertorio de posibilidades es magnífica, exuberante, superior a todas las históricamente conocidas. Circunstancia y decisión son los dos elementos radicales de que se compone la vida. La circunstancia (las posibilidades) es lo que de nuestra vida nos es dado e impuesto. En vez de imponernos una trayectoria, nos impone varias y, consecuentemente, nos fuerza ... a elegir. Ni un solo instante se deja descansar a nuestra actividad de decisión. El que decide siempre es nuestro carácter, nunca las circunstancias; éstas son el dilema ante el cual tenemos que decidir.”
Ciertamente, el que decide es nuestro carácter, como especifica el filósofo español; de ahí la importancia que tiene el formar este carácter convenientemente, reduciendo de esta manera las posibilidades de equivocarnos en cada decisión que tomamos. El estudio de la sabiduría es, sin duda, lo mejor que podemos afrontar para dicha formación.
Texto extraído de mi libro "Tratado sobre la Sabiduría".

NO con mi consentimiento

jueves, 10 de abril de 2008




Aporta tu granito de arena, es gratis.

Palabras Sabias

lunes, 7 de abril de 2008

El día más bello: Hoy.
La cosa más fácil:
Equivocarse.
El obstáculo más grande:
El miedo.
El mayor error:
Abandonarse.
La raíz de todos lo males:
El egoísmo.
La distracción más bella:
El trabajo.
La peor derrota:
El desaliento.
Los mejores maestros:
Los niños.
La primera necesidad:
Comunicarse.
La mayor felicidad:
Ser útil a los demás.
El misterio más grande:
La muerte.
El peor defecto:
El mal humor.
El ser más peligroso:
El mentiroso.
El sentimiento más ruin:
El rencor.
El regalo más bello:
El perdón.
Lo más imprescindible:
El hogar.
La ruta más rápida:
El camino correcto.
La sensación más grata:
La paz interior.
El arma más eficaz:
La sonrisa.
El mejor remedio:
El optimismo.
La mayor satisfacción:
El deber cumplido.
La fuerza más potente:
La fe.
Los seres más necesitados:
Los padres.
Lo más hermoso de todo:
El amor.
Madre Teresa de Calcuta.

Se acordaron de mí: