martes, 29 de enero de 2008
Vaya por Dios, otra vez esta molestia en el pecho que tan malos recuerdos me trae. Ya me dijo la doctora que podría volver a ocurrir, pero tan pronto... Tranquilízate, sólo será un nuevo aviso, una falsa alarma. He estado haciendo todo lo que me han aconsejado, así que no veo motivos para... ¡aaaaaaahg! ¡Dios, nooooo, otra vez no! Me pincha, me atraviesa el corazón, por favor, Dios, no, aquí no, ahora no, solo en el baño de mi casa no es forma. ¡Aaaaahggggggg, qué dolor, me quema! Tengo que salir como sea de aquí, aunque sea a rastras; debo pedir ayuda... pero no puedo, no puedo, cada movimiento que hago es como un mazazo en mis quebrantados músculos; esto no puede estar sucediendo, no, a mí no, es como una pesadilla; pero qué digo, nunca he tenido una pesadilla tan horrible, esto es peor, mucho peor. ¡Agggggg! Necesito tranquilizarme, si me quedo inmóvil seguro que pasará pronto, debe pasar, necesito que acabe ya, no creo que pueda soportarlo mucho más. Por favor Señor no me hagas esto, déjalo ya, he aprendido la lección, si detienes de una vez este sufrimiento imposible te prometo que tendré fe, creeré, te lo juro, esta vez va en serio, no será como las otras, ¡PERO PÁRALO YA, POR LO QUE MÁS QUIERAAAAS! No puedo más, no puedo más, este dolor apenas me deja ver, se me nubla la vista, no recuerdo que la otra vez llegase a esto, quizá esta sea la definitiva... Pero no, no puede ser, soy joven, qué sería de mi mujer y de mi hijos, no puedo morir, debo tener esperanza, todo pasará pronto, ¡DEBE PASAR! ¡AAAAAAHGGGGGG, DÍOS MÍO NO, NO ME HAGAS ESTO! Siento que me voy, pierdo el conocimiento, puede que sea lo mejor, cuando despierte todo habrá pasado... pero... ¿y si no despierto? No, no, ya he dicho que eso es imposible, se supone que estoy fuerte, saldré de esta, estoy seguro, debo luchar, este maldito corazón no acabará conmigo... ¡AAAAAHGGGGGGGGG! Las tinieblas me envuelven, este nuevo pinchazo ha sido como una puñalada en lo más hondo de mi ser, tengo frío, mucho frío.... no puedo más, me voy, me voy, todo está negro, una oscuridad profunda, como nunca antes la había experimentado; pero yo no quiero morir, no puedo morir, hoy no, ahora no. Ya no me quedan fuerzas para luchar, este dolor insufrible está acabando conmigo y no puedo hacer nada por echarlo de mí; el misterioso frío sube por mis miembros, me atenaza... ¡NOOOOOOO, NO QUIERO MORIR, QUIERO VIVIR, QUIERO VIVIR! Quiero viviiiir...
... El dolor va remitiendo. Creo que ya la crisis está acabando, por fin. Sabía que ocurriría tarde o temprano... pero... un momento.... algo no va bien. Estoy consciente, pero la tenebrosa oscuridad sigue presente, me veo incapaz de reaccionar, de moverme, de hacer nada. Ya no siento dolor... tampoco siento nada; el gélido frío se fue... ¿o no? No lo sé, tampoco tengo calor, no siento nada, ¡NADA! Dios mío, no sé si esto será bueno o malo. Mi mente está activa, eso es bueno, de hecho, creo recordar sucesos de mi pasado, incluso de mi infancia más lejana, que hacía ya años que no pasaban por mi aletargada memoria; pero la insensibilidad de mi cuerpo y de mis sentidos me preocupa, y, sobretodo, esta oscuridad tan espesa... Pero, ¿qué es eso? ¿qué es aquello que aparece a lo lejos? Creía que la distancia era una dimensión inexistente durante la inconsciencia, no comprendo... Parece una pequeña luz; y parece que se aproxima, a cada instante se hace mayor; ¿o soy yo el que me acerco? Pero es imposible, estoy inconsciente, todo esto no puede ser más que un sueño... o no, espera un momento... no, no puede ser, no puede ser que ya esté muerto, claro que no, había escuchado muchas veces eso de la luz al final del camino, pero esto... no, sólo son alucinaciones de enfermo, estas cosas nunca les ocurren a tipos como yo. Pero el caso es que la luz no se detiene, parece que me vaya a tragar... tengo miedo. Sí, definitivamente está ocurriendo algo fuera de lo normal, mi corazón debería de estar palpitando con fuerza y... sin embargo... no lo siento, parece que no está, ¡NO ESTÁ! No puedo dejarme engullir por esta luz amenazadora, siento que si dejo que me alcance nunca podré salir de ella. Tengo que lograr detenerla, o retroceder, huir, aferrarme a la vida; Dios, ¿por qué me haces esto? Siento mucho miedo, seguro que mi cuerpo estará temblando desde los pies hasta la cabeza; no puedo pararla, se acerca, es enorme, ya está aquí, nunca antes había experimentado este estado de ansiedad ausente de tormentosas palpitaciones; es extraño... ¡NOOOOO, AAAAHGGGGGGGGG! Dios mío, otra vez el dolor, es horrible, nunca había sentido nada parecido, esta extraña dolencia es mucho peor que ninguna otra, me aprisiona, me aprieta, parece que voy a reventar, no lo puedo soportar; ahora es la luz la que me envuelve, me rodea por todas partes, ¡QUIERO VIVIR, POR FAVOR QUE TERMINE YA ESTA PESADILLA! No puedo más...
... Ya está. Se fue. Qué alivio. Pero sigo inmerso en esta luz cegadora, aunque ahora parece algo más suave, menos amenazadora. ¿Qué significa todo esto que me está ocurriendo? ¿Por qué a mí? Estoy asustado, qué digo asustado, aterrado.... Espera; me ha venido a la mente con una claridad espeluznante otro momento de mi vida donde experimenté lo mismo; no lo había vuelto a recordar hasta ahora. Fue hace cuarenta y ocho años, el día de mi nacimiento. También entonces tuve mucho miedo y sufrí lo mismo que hace unos instantes, y después... todo pasó; como ahora. ¿Qué podrá significar? El miedo también se va marchando, estoy más tranquilo. Ya no me preocupan tanto mi familia ni mis seres queridos, sé que ellos están bien; sufrirán por mi partida, pero se les pasará, porque ellos aún disponen del tiempo sanador. Todo va bien; ahora lo sé. El cambio ha sido duro, pero necesario. Dios mío, esto es increíble; no sé donde estoy, si en el Cielo, en el Paraíso o en el Infierno, esto no se parece a nada que haya podido imaginar con anterioridad, pero no me importa, sé que estoy donde debo estar, de hecho, nunca me he encontrado mejor que ahora; nada me preocupa, ya nada me puede causar dolor. Ahora mi mente está clara como un día despejado; desaparecieron para siempre las dudas, los temores y las inquietudes. Sé que esto me va a gustar. Aún me queda mucho por explorar de este nuevo mundo, pero no hay prisa, aquí no existen ni el tiempo ni el espacio, tengo toda la eternidad por delante. La luz pierde intensidad, se disuelve, se vuelve transparente; vaya, aquí hay más gente de lo que creía, y muchos de ellos me suenan incluso; no puedo verles, pero sé quienes son, los intuyo, los presiento; también ellos deben haberme visto llegar, ya que vienen a darme la bienvenida; se alegran de que esté yo aquí, me esperaban. Estoy en casa.
... El dolor va remitiendo. Creo que ya la crisis está acabando, por fin. Sabía que ocurriría tarde o temprano... pero... un momento.... algo no va bien. Estoy consciente, pero la tenebrosa oscuridad sigue presente, me veo incapaz de reaccionar, de moverme, de hacer nada. Ya no siento dolor... tampoco siento nada; el gélido frío se fue... ¿o no? No lo sé, tampoco tengo calor, no siento nada, ¡NADA! Dios mío, no sé si esto será bueno o malo. Mi mente está activa, eso es bueno, de hecho, creo recordar sucesos de mi pasado, incluso de mi infancia más lejana, que hacía ya años que no pasaban por mi aletargada memoria; pero la insensibilidad de mi cuerpo y de mis sentidos me preocupa, y, sobretodo, esta oscuridad tan espesa... Pero, ¿qué es eso? ¿qué es aquello que aparece a lo lejos? Creía que la distancia era una dimensión inexistente durante la inconsciencia, no comprendo... Parece una pequeña luz; y parece que se aproxima, a cada instante se hace mayor; ¿o soy yo el que me acerco? Pero es imposible, estoy inconsciente, todo esto no puede ser más que un sueño... o no, espera un momento... no, no puede ser, no puede ser que ya esté muerto, claro que no, había escuchado muchas veces eso de la luz al final del camino, pero esto... no, sólo son alucinaciones de enfermo, estas cosas nunca les ocurren a tipos como yo. Pero el caso es que la luz no se detiene, parece que me vaya a tragar... tengo miedo. Sí, definitivamente está ocurriendo algo fuera de lo normal, mi corazón debería de estar palpitando con fuerza y... sin embargo... no lo siento, parece que no está, ¡NO ESTÁ! No puedo dejarme engullir por esta luz amenazadora, siento que si dejo que me alcance nunca podré salir de ella. Tengo que lograr detenerla, o retroceder, huir, aferrarme a la vida; Dios, ¿por qué me haces esto? Siento mucho miedo, seguro que mi cuerpo estará temblando desde los pies hasta la cabeza; no puedo pararla, se acerca, es enorme, ya está aquí, nunca antes había experimentado este estado de ansiedad ausente de tormentosas palpitaciones; es extraño... ¡NOOOOO, AAAAHGGGGGGGGG! Dios mío, otra vez el dolor, es horrible, nunca había sentido nada parecido, esta extraña dolencia es mucho peor que ninguna otra, me aprisiona, me aprieta, parece que voy a reventar, no lo puedo soportar; ahora es la luz la que me envuelve, me rodea por todas partes, ¡QUIERO VIVIR, POR FAVOR QUE TERMINE YA ESTA PESADILLA! No puedo más...
... Ya está. Se fue. Qué alivio. Pero sigo inmerso en esta luz cegadora, aunque ahora parece algo más suave, menos amenazadora. ¿Qué significa todo esto que me está ocurriendo? ¿Por qué a mí? Estoy asustado, qué digo asustado, aterrado.... Espera; me ha venido a la mente con una claridad espeluznante otro momento de mi vida donde experimenté lo mismo; no lo había vuelto a recordar hasta ahora. Fue hace cuarenta y ocho años, el día de mi nacimiento. También entonces tuve mucho miedo y sufrí lo mismo que hace unos instantes, y después... todo pasó; como ahora. ¿Qué podrá significar? El miedo también se va marchando, estoy más tranquilo. Ya no me preocupan tanto mi familia ni mis seres queridos, sé que ellos están bien; sufrirán por mi partida, pero se les pasará, porque ellos aún disponen del tiempo sanador. Todo va bien; ahora lo sé. El cambio ha sido duro, pero necesario. Dios mío, esto es increíble; no sé donde estoy, si en el Cielo, en el Paraíso o en el Infierno, esto no se parece a nada que haya podido imaginar con anterioridad, pero no me importa, sé que estoy donde debo estar, de hecho, nunca me he encontrado mejor que ahora; nada me preocupa, ya nada me puede causar dolor. Ahora mi mente está clara como un día despejado; desaparecieron para siempre las dudas, los temores y las inquietudes. Sé que esto me va a gustar. Aún me queda mucho por explorar de este nuevo mundo, pero no hay prisa, aquí no existen ni el tiempo ni el espacio, tengo toda la eternidad por delante. La luz pierde intensidad, se disuelve, se vuelve transparente; vaya, aquí hay más gente de lo que creía, y muchos de ellos me suenan incluso; no puedo verles, pero sé quienes son, los intuyo, los presiento; también ellos deben haberme visto llegar, ya que vienen a darme la bienvenida; se alegran de que esté yo aquí, me esperaban. Estoy en casa.