A mi amiga Raquel

miércoles, 25 de febrero de 2009


Rompo mi silencio temporal para informar de algo que me duele en el alma, y no podía callar.
Una buena amiga, de esas de las de verdad, de esas de las que van quedando pocas, está pasando por una mala racha. Les hablo de nuestra querida compañera bloggera Raquel Sultana, del blog El Piano Huérfano. Blog que ya no existe, porque ella se ha visto obligada a suprimir, a pesar de ser uno de los más seguidos y admirados que conozco.
Y lo ha tenido que hacer porque está siendo acosada impunemente por alguien que no voy a nombrar, porque es algo que sólo a los afectados compete.
Sólo quería expresar mi rabia, mi impotencia y mi solidaridad hacia Raquel, que se ha visto arrastrada a esta situación lamentable simplemente por ser como ella es, una persona amable, cariñosa, transparente y muy emotiva.
Desde aquí, Raquel, sólo puedo decir que espero volverte a ver pronto repuesta de este duro golpe, escribiendo desde el corazón, como siempre has hecho, y libre de toda culpa y remordimiento, como siempre ha debido ser.
No olvides que tu piano ya dejó de ser huérfano hace mucho tiempo, porque ahora tiene muchos amigos que esperan impacientes volver a escuchar sus apasionantes notas y exquisitas melodías.



Un fuerte abrazo, amiga, y hasta siempre.



La Revolución del Manifiesto

jueves, 5 de febrero de 2009

Todos los chicos esperaban impacientes aquel momento mágico que se producía cada noche de luna llena. El cielo nocturno lucía un centelleante manto de estrellas titilantes, y el satélite rey se mostraba majestuoso y autoritario, conocedor de su supremacía absoluta en las noches cálidas del verano. Corría una ligera y agradable brisa proveniente del cercano océano que haría la velada aún más placentera para el grupo de jóvenes que ya se habían reunido alrededor de la hoguera, bajo el cielo raso y protector.
El anciano retrasó a propósito su llegada unos momentos; le gustaba crear expectación, aunque sabía que no era necesaria. Cuando su figura desgarbada apareció bajo el resplandor de las llamas, no pudo reprimir la sonrisa que le provocó la algarabía de los más pequeños. Siempre se repetía el mismo ritual. Con mucha solemnidad y en silencio, como solía acostumbrar, tomó asiento en el lugar habitual, aquella pesada roca que reservaban sólo para él.
Y tras un breve, pero intenso instante, cuando las únicas voces de la noche provenían de los grillos y las lechuzas, comenzó su relato ante la mirada atónita e ilusionada de todos los presentes.

–Cuenta la leyenda, que en el albor de los tiempos, cuando la civilización era aún joven e inexperta, esta misma tierra que pisamos vio nacer una casta de personas muy enigmática y sorprendente. Os preguntaréis por qué, ¿verdad? –hizo una pausa mientras esperaba interrogante los gestos de afirmación de los muchachos–. Pues bien, yo os lo diré. Estos hombres y mujeres resultaron ser tan especiales porque ellos mismos tuvieron el valor de encumbrarse en las elevadas posiciones hasta entonces reservadas a las más poderosas deidades.
–¡Ohhhh! –exclamaron algunos.
–Sí, como lo oís –prosiguió–. Claro que todo resultó ser una falsa ilusión creada por ellos mismos, como sabéis nadie puede sobrepasar en poder a las más altas fuerzas de la naturaleza que nos gobiernan. Pero lo importante es que ellos lo creían así, y en consecuencia actuaban de manera alocada e imprudente pensando que nada ni nadie podría jamás desplazarles de ese lugar privilegiado que estaban convencidos de poseer.
–¿Y qué hacían? –interrogó uno de los mayores con curiosidad.
–Eso mismo es lo que voy a contaros ahora. Prestad atención porque estoy seguro de que os resultará imposible de creer.
»¿Cuál pensáis que será el mayor de todos los poderes que una divinidad puede otorgarse? –interrogó expectante. Y sin esperar respuesta, continuó la narración–. El de dar o quitar la vida caprichosamente. Pues efectivamente eso es lo que hacían estos humanos sin miramiento alguno. Y no creáis que se limitaban a hacerlo sólo con otras especies, no, también, y esto es lo peor, se creían con el derecho de eliminar a otros muchos seres de su misma especie.
–¡Aaaalaaaa! –se oyó al fondo.
–¿Y con qué objetivo hacían algo así? –quiso saber alguien.
–Eso precisamente es lo más sorprendente de todo. El único afán de aquellos que se creían con más poder, era sólo mantenerlo o conseguir aún más. Pero lo curioso es que este poder supuesto no les hacía más dichosos, ni les confería mayor conocimiento o sabiduría, muy al contrario, los mantenía constantemente en tensión y asediados por múltiples peligros y amenazas que los forzaban a continuar matando una y otra vez. De esta manera jamás podían vivir en paz y armonía entre los suyos, porque la alerta era permanente para estas personas, y se veían obligados a vivir rodeados de medidas de seguridad y custodiados por ejércitos fuertemente armados. Una locura, como podréis imaginar.
»Pero ahí no acaba todo. No sólo se creían con el derecho de decidir quien vivía o moría, también se atrevían a determinar cómo vivirían los demás. Es decir, imponían leyes y costumbres con el único objetivo de mantener al resto de la población sumisa con la idea de perpetuar su poder para siempre, como si esto fuese algo posible.
–¿Cómo se puede conseguir algo así? –interrumpió una joven muchacha.
–Toda la inteligencia que les faltaba para algunas cosas, la derrochaban en conseguir ese indigno propósito –continuó el anciano–. Porque no creáis que estas personas eran estúpidas, no, nada de eso. Consiguieron conquistar toda la tierra conocida, se comunicaban los unos con los otros en cuestión de segundos sin importar para nada la distancia entre ellos, eran capaces de construir sofisticadas máquinas que les facilitaban cualquier tipo de trabajo, se desplazaban a velocidades impensables incluso por el aire. Nada se les resistía.
–Claro, entonces por eso se creían dioses –se atrevió a argumentar uno de ellos.
–No, no creas, mucho antes de que llegasen a ese estado tan avanzado, ya se creían merecedores de la divinidad. Su prepotencia nada tenía que ver con las habilidades manuales que habían adquirido, era más bien debida a su naturaleza egoísta y a su ignorancia en asuntos transcendentales, nada más.
»Fijaos hasta donde llegaba su ignorancia y su maldad, que incluso eran capaces de dejar morir de hambre y sed a sus semejantes, después de haberles arrebatado todo su sustento y sin tener en cuenta que a ellos les sobraba, sin pensar que tarde o temprano les afectaría negativamente a ellos también.
–No entiendo cómo los más desfavorecidos se dejaban avasallar de esa manera –inquirió un joven pensativo.
–Eso no es fácil de explicar, pero resumiendo os diré que con el tiempo fueron perfeccionando los métodos de represión utilizados. Al principio se limitaron casi exclusivamente al uso de la fuerza, pero más adelante aprendieron otras habilidades más eficaces y baratas, como por ejemplo el uso adecuado de la palabra para convencer. Controlaban los medios de comunicación más extendidos, y de esta forma se aseguraban de que su mensaje engañoso llegase a la totalidad de la población. Todo esto sin dejar de lado el uso de la fuerza bruta como último recurso contra aquellos más rebeldes o contra todos aquellos que pensasen de forma diferente. La implantación del miedo generalizado también es una buena táctica para mantener sumisos a un buen grupo de personas.
–¿Y cómo terminó afectándoles a ellos?
–Un control así nunca puede ser absoluto, sobretodo si sólo eres un simple mortal vulnerable y asustadizo. Hubo un medio de divulgación de la información que se les escapó de las manos; lo llamaban Internet, y a través de él millones de personas de diferentes lugares del planeta podían ponerse de acuerdo en cuestión de días. Y eso fue exactamente lo que ocurrió.
»En un momento determinado, cuando la situación era ya bastante penosa y empezaba a ser insostenible, surgió de esta Red un movimiento revolucionario que logró extenderse por todo el mundo civilizado, consiguiendo unir a millones de mentes de buena voluntad con un mismo objetivo: cambiar el sistema existente e instaurar otro más sostenible basado en la igualdad de todos los seres humanos. Este hecho sin precedente pasó a la historia con el nombre de la Revolución del Manifiesto.
–¿Del manifiesto? –se oyeron algunas voces.
–Sí, del manifiesto. Al parecer todo comenzó con un manifiesto solidario que se divulgó por todo el planeta a través de este medio. Al menos eso es lo que cuenta la leyenda, aunque supongo que el cómo comenzó es lo de menos, tan sólo era cuestión de tiempo que sucediera.
»Debéis saber que una de las armas más eficientes usada por aquellos que desean el control soberano sobre un pueblo, consiste en mantener separadas las mentes más brillantes y lúcidas para evitar que se pongan de acuerdo en algo que pueda hacer peligrar su privilegiada posición. Esa medida, junto con la de cultivar la ignorancia en el común de la población, son las mejores bazas con las que puede contar cualquier dictador. Aunque en este caso que os cuento, aún llegaron más lejos.
»Lograron lo que nunca antes había podido hacerse: los más inteligentes y poderosos de todos, consiguieron permanecer en el más absoluto de los anonimatos, utilizando a otros como marionetas visibles y prescindibles, de manera que cuando las gentes ya se cansaban de ellos y los echaban pensando que eran los culpables, siempre tenían la posibilidad de poner a otro en su lugar y continuar manteniendo la misma situación de control. De esta manera conseguían además tener a la población contenta y entretenida haciéndoles creer que eran libres de decidir por ellos mismos.
–¡Huauuuu, sí que eran listos...! –exclamó una niña pequeña con cara de asombro.
–¿Entonces, qué pasó con los del Manifiesto? –preguntó alguien intrigado.
–Como os iba diciendo, el manifiesto extendido por la red de Internet logró unir a millones de personas que conocían este engaño pero que hasta entonces no se conocían entre ellos. Una vez unidos, el resto fue más sencillo. Cada grupo actuó desde un frente distinto, todos perfectamente coordinados y dispuestos a llegar hasta el final. Difundieron el mensaje de paz y solidaridad por cada rincón del planeta, abrieron los ojos a miles y miles de personas que hasta ese momento se encontraban ciegas, y así, su número fue creciendo y creciendo hasta alcanzar a los niveles más cercanos a estos semidioses, que impotentes, y temiéndose la peor de las catástrofes, se vieron vencidos por sus propias armas y tuvieron que ceder su supremacía en favor de la gran mayoría.
»No fue una lucha fácil ni rápida, llevó su tiempo, y fue necesario mucho tesón y una fe ilimitada por parte de sus líderes, que incansables, se mantuvieron en todo momento firmes y decididos a afrontar los más duros contratiempos que se presentasen. Pero contaban con la virtud de la paciencia y con la convicción de estar actuando por el bien de la gran mayoría. Se propusieron no rendirse hasta conseguir la justicia deseada y merecida, y fue así como el tiempo les recompensó con una victoria completa y, lo mejor de todo, pacífica. Al fin lograron la meta tan deseada de hacer un reparto más equitativo de las riquezas, que hasta ese momento se encontraban sólo en manos de unos pocos, y consiguieron que en el planeta reinase una armonía que hacía milenios que se echaba de menos y que perdura hasta nuestros días.
»Bueno, y eso es todo niños, ¿qué os ha parecido? –concluyó.
–¿Y todo eso ocurrió de verdad, abuelo Cornelivs? –preguntó uno de los más pequeños.
–¡Ah! Toda historia tiene siempre parte de verdad, ¿no crees? –respondió éste con aire misterioso.



Con esta entrada doy por concluida una etapa de este blog, siendo la última que publicaré por el momento.
Les agradezco a todos el haber hecho posible que mantuviese la ilusión durante tanto tiempo con vuestros comentarios y visitas. Puedo presumir de no haber tenido que borrar jamás ninguno de ellos, cosa que les agradezco enormemente.
Los motivos de esta decisión son sólo personales (¿es que hay alguno que no lo sea?), y espero que sea temporal. Amenazo con volver.
En cualquier caso, no olviden que todo lo que contiene este blog les pertenece, así que sírvanse a gusto durante mi ausencia.

Muchas gracias de nuevo y un fuerte abrazo para todos.

Continúo Existiendo y Resistiendo.


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