martes, 4 de marzo de 2008
El pez nunca podrá ver su raspa; la raspa tampoco verá jamás al pez que un día la llevó consigo.
Nadie dirá nunca que la madera es ceniza viva, ni pensará que la ceniza es madera muerta. La madera es madera y la ceniza es sólo eso, ceniza.
Una mariposa no es un gusano alado, es únicamente una mariposa. Así como ningún ave que surque el cielo será jamás consciente de su pasado como simple huevo.
Una palabra siempre es precedida de un pensamiento, pero éste será en todo momento independiente del sonido que generó, siendo a veces incluso contrario.
Cuando miro al pasado, no me reconozco en la persona que vive en mis recuerdos. Soy consciente de que toda su carga emocional y sensitiva viajarán conmigo hasta el fin de mis días, pero sé que esa persona que existió en una época, ya se extinguió, transformándose en lo que hoy soy. Y ese mismo proceso jamás se detendrá.
Todo lo conocido fue generado en un tiempo muy remoto a raíz del fenómeno más violento del que se tiene constancia. Cada una de las partículas más elementales que nos dan el ser y la vida surgieron a partir de la gran explosión que acabó con una estrella mucho mayor que nuestro sol hace algunos miles de millones de años y, sin embargo, nada hace recordar en nuestras precarias mentes la brutalidad y la dureza de la supernova que nos vio nacer.
Todo en el universo está en constante cambio, y esa raspa de pez que ahora se mece inerte al compás de las olas y que un día perteneció a algo vivo y dinámico, en algún lejano tiempo podría formar parte activa de otro ser futuro ahora inimaginable, quién sabe, puede que incluso inteligente.
Nadie dirá nunca que la madera es ceniza viva, ni pensará que la ceniza es madera muerta. La madera es madera y la ceniza es sólo eso, ceniza.
Una mariposa no es un gusano alado, es únicamente una mariposa. Así como ningún ave que surque el cielo será jamás consciente de su pasado como simple huevo.
Una palabra siempre es precedida de un pensamiento, pero éste será en todo momento independiente del sonido que generó, siendo a veces incluso contrario.
Cuando miro al pasado, no me reconozco en la persona que vive en mis recuerdos. Soy consciente de que toda su carga emocional y sensitiva viajarán conmigo hasta el fin de mis días, pero sé que esa persona que existió en una época, ya se extinguió, transformándose en lo que hoy soy. Y ese mismo proceso jamás se detendrá.
Todo lo conocido fue generado en un tiempo muy remoto a raíz del fenómeno más violento del que se tiene constancia. Cada una de las partículas más elementales que nos dan el ser y la vida surgieron a partir de la gran explosión que acabó con una estrella mucho mayor que nuestro sol hace algunos miles de millones de años y, sin embargo, nada hace recordar en nuestras precarias mentes la brutalidad y la dureza de la supernova que nos vio nacer.
Todo en el universo está en constante cambio, y esa raspa de pez que ahora se mece inerte al compás de las olas y que un día perteneció a algo vivo y dinámico, en algún lejano tiempo podría formar parte activa de otro ser futuro ahora inimaginable, quién sabe, puede que incluso inteligente.
5 Consejos, saludos, propuestas...:
El ciclo de la vida, Pedro. Por él no somos nada, sin él... tampoco.
Un beso hoy... mañana... un suspiro.
Natacha.
Todo es cíclico, no quisiera que llegue ese momento en que no me reconozca...
Me gustan mucho tu textos cortos! :)
Un beso, Pedro!
¡Ay, Pedro, que bonita reflexión! Pues si, formamos parte de una cadena mutante, todo va enlazado de una manera u otra, quién sabe, que movimiento se produjo en las mareas, o qué conjunción de estrellas hubo en otro tiempo para que, ahora, tú y yo nos estemos comunicando por aquí, por ejemplo.
Un fuerte abrazo
Irene
Pedro AMIGO!!!, escribes y relatas de tal modo que aunque sea largo el texto(no es éste el caso), me quedo atrapada. Sí es así, si me miro cuando niña o adolescente, callada, temerosa, timidísima...los cambios son muchos, supongo que se llama madurez, un poco de seguridad que te dan los años, el que ya no me importe lo que digan los demás...en fin Amigo...en el portal de tu casa tienes mis chik, chuik y los abrazos con perfume cordobecito.
POr eso, yo me digo a mí mismo:
-"Mimismo, tu eres uno con el universo"
Y mi mismo me contesta:
-" Y eso, ¿que quiere decir?"
-"Pues que en ti hay una raspa de pez, un diente de un dinosaurio y seguramente cientos de miles de flores de todos los colores".
¡Salud!
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